9 de marzo de 2009

...ESA GLORIA DEL PALIO


Cada Miércoles Santo, tengo la suerte de poder llevar a dos madres en el mismo paso de palio, mi madre del Consuelo y a nuestra patrona la Virgen del Prado, se que para muchos capataces y costaleros seria un orgullo poder llevarla el 15 y el 22 de agosto, algo que de momento es impensable, ¡¡quizás algún día!!, pues yo, aunque no lo crean cada Miércoles Santo tengo la suerte, de que cada vez que miro por encima de la corona de mi virgen, la veo a ella, a la morena del Prado. Por lo que cada vez que levanto el paso de palio, se que estoy levantando a las dos madres del cielo, siendo por unas horas y de forma indirecta también su capataz y la cuadrilla del Consuelo su cuadrilla.

Capataz de esa gloria del paso de palio y de esa mocita de mis amores, mi Consuelo, esa gloria, que fueron las ultimas pinceladas de quien coloreo de azul mi vida, y le dio sentido a la misma. Terminó de pintarte y no salio ni un color más de su pincel, su pasión, pareció hecho adrede, son las cosas del señor, como él siempre decía.

Desde que te fuiste, desde que dejaste de dibujar los ocres y marrones de los paisajes del otoño manchego, no hable de ti con nadie, ni del dolor de tu ausencia, ni de esos últimos días que pasamos juntos de los que solo tú y yo sabemos. Se, que aunque no me conocías, nunca perdí tu cariño, tus ojos me lo decían. Lo que son las cosas, padre, tu casi ni me recordabas, y ahora no pasa ni un solo día que no me acuerde de ti.

Pero este pasado Miércoles Santo, no pude hacerlo, no pude mirar a esa gloria que se levanta por encima de la corona de mi virgen, no pude, ni quise, porque esa tarde ya no estabas allí, en ese lugar del Prado donde siempre me habías esperado, tantos años del brazo de tu Maria, mi madre, la que tantas veces ha planchado mi costal y mi faja, la que tantas veces me comprendió y me apoyó, y a la que tanto quiero. Pero, no, ya no estabas allí, en aquella sillita que tantas veces empuje para dar un paseo contigo por la ciudad, no pude acercarme a darte dos besos, ni vi aquella mirada abstraída en tu mundo interior que atendía a mi voz, como de quien busca a alguien que sabe que conoce. No quise mirar a tu gloria, padre, porque este año, cuando pasé por el Camarín donde me enseñaste a rezarle, donde tantas veces pedimos juntos que nos echara una mano. En vez de mirarla a ella, preferí recordarte con tu pincel en la mano, dando el color del oro al dibujo de los bordados de su manto y el color moreno a su cara de belleza infinita.

(PREGON DEL COSTALERO 2009. HERMANDAD DEL DESCENDIMIENTO)
(Foto: Luis Casado)

3 comentarios:

nacho dijo...

¡Joder! Impresionante.Como se dijo en su momento de Curro Romero: ese costalero viene pidiendo poetas.
Precioso.
Chaupeau.

Unknown dijo...

Gracias Nacho.

Tengo pendiente colgar unos videos del primer ensayo del Resucitado de las dos cuadrillas. Haber si saco tiempo.

Un abrazo

agarraoaltrabajo dijo...

simplemente...de babero y pañuelos. precioso amigo. un abrazo